Técnicas para optimizar la tierra de tu patio o jardín

Mejora tu terreno para que tus plantas crezcan saludablemente

Gardener Preparing Raised Beds with Rake in Vegetable Garden
Arar la tierra contribuye a un mejor flujo de oxígeno, benéfico para las raíces. cjp / Getty Images

Aunque se nos haga difícil entenderlo, la tierra que pisamos está viva. Es normal que estemos más pendientes de lo que sucede sobre la tierra que dentro de ella, ya que nos queda a simple vista. Aplaudimos nuestros logros por todo lo que le construimos encima, modificando su superficie a nuestro antojo y conveniencia. Pero pocas veces o ninguna, nos acordamos de que justo debajo de donde caminamos y construimos existe otro maravilloso mundo, uno de igual importancia para nuestra existencia y la de nuestros jardines.

Tal vez se escuche cómo película de ciencia ficción, pero bajo la superficie, nuestros terrenos están llenos de partículas, organismos y minerales que son totalmente necesarios para la supervivencia de nuestro planeta. Ya sean lombrices de tierra o bacterias, todos ellos forman parte del maravillosos círculo que llamamos vida. Sin ellos, no habría terrenos fértiles, ni plantas con frutos y vegetales, ni bosques saludables. Al final, tampoco oxígeno o vida sobre la tierra.

Entonces, si queremos que nuestras plantas y jardines se mantengan fuertes y luzcan siempre espectaculares, es de suma importancia que mantengamos saludables nuestros terrenos.

¿Qué necesidades tiene un terreno?

Para que un terreno se mantenga en óptimas condiciones para la siembra, ya sea de plantas ornamentales, hierbas, vegetales o frutos, necesita varias cosas:

  1. Retención de agua. La primera es poder retener cantidades apropiadas de agua en la tierra. Las plantas absorben los minerales disueltos en el agua que corre a través del terreno. Si éste no retiene la cantidad necesaria, las plantas no tendrán tiempo de absorber el agua y sus nutrientes. Además los terrenos estarán siempre resecos y demasiado calientes para la siembra.
  2. Buen drenaje. Aunque las plantas se alimentan a través del agua en el terreno, excesos de la misma pueden contribuir a que se le pudran las raíces. Esto también puede fomentar el crecimiento de hongos y otras bacterias dañinas que pueden matar tus plantas. Por eso es indispensable que el terreno retenga agua pero que no se encharque por largos periodos de tiempo.
  3. Aireación y permeabilidad del terreno. Las raíces de nuestras plantas, igual que muchos organismos que viven en la tierra, respiran oxígeno. Por lo tanto, terrenos encharcados o muy compactados no permiten que el oxígeno entre en ellos. Resultando en terrenos malos para el cultivo. Es importante que los terrenos respiren y permitan el paso del agua y oxígeno en todas las direcciones posibles.
  4. Infiltración del terreno. Si el agua se mantiene en las capas superficiales del terreno eventualmente se evapora. Pero si el terreno tiene buena infiltración, el agua sigue su curso expandiéndose hacia los lados y hacia abajo. Esto permite que el agua se limpie de impurezas y forme parte de corrientes subterráneas que llegarán a los ríos, manantiales y demás depósitos de agua necesarios para nuestra existencia.

¿Cómo mejoramos el terreno?

Antes de aventurarte a modificar tu terreno investiga qué tipo de terreno tienes. Los hay desde arenosos hasta arcillosos. Cada tipo de terreno tiene sus propiedades y diferentes necesidades a la hora de mejorarlo. Las ideas que presento a continuación son bastante generales y pueden aplicarse en casi todos los terrenos:

  • Agrega piedras de río (chinos o gravilla). Antes de sembrar, mezcla tierra fértil con piedrecillas de río. Esto ayuda a que el terreno tenga buen drenaje y no acumule excesos de agua. Las piedras crean espacios variados que mantienen más suelto el terreno. También ayudan a que la tierra no se compacte y pueda infiltrar tanto agua como oxígeno.
  • Agrega composta o materia orgánica. No hay mejor forma de arreglar nuestros terrenos que usando composta y materiales orgánicos. La composta no sólo provee nutrientes de una forma natural, pero también ayuda a que el terreno retenga por más tiempo el agua y por ende los nutrientes.
  • Esparce “mulch” (viruta o pajote). Cubrir las áreas de terreno descubiertas de plantas con “mulch” ayuda a que éste se mantenga húmedo y fresco por más tiempo. Además ayuda a evitar el crecimiento de malas hierbas ya que evita que le llegue la luz del sol a las semillas y germinen.
    Si usas viruta orgánica ésta se irá descomponiendo con el tiempo y también le servirá de abono o fertilizante al área donde la coloques.
  • Aerea el terreno. Con el tiempo, la lluvia y el paso de humanos, algunos terrenos se compactan evitando el paso de agua y oxígeno. Es bueno arar la tierra con un rastrillo o instrumento de arado para romper los grumos de tierra compactada.
    Si tienes césped sobre el terreno y no piensas removerlo, puedes punzar el terreno con una vara filosa para romper áreas de grumo y permitir la entrada de oxígeno y agua.
  • Elimina hierbas malas. El exceso de hierbas malas termina por asfixiar el terreno. Éstas crecen formando una malla de raíces que evita el paso de oxígeno. Elimínalas tan pronto veas sus primeros crecimientos.
  • Crea áreas de sombra. Los azotes del sol y las inclemencias del tiempo erosionan los terrenos. Si siembras árboles y arbustos que provean algunas áreas de sombra podrás evitar la resequedad del mismo. Además, con sombra disponible te aseguro estarás más animado a cuidar de tu patio o jardín.
  • Promueve la lombriz de tierra. La lombriz de tierra es un obrero gratuito a la hora de fertilizar el terreno. No sólo lo mantiene aireado creando túneles en su paso, pero su excremento (humus de lombriz) es el mejor fertilizante que tus plantas puedan recibir. Puedes conseguirlas fácilmente en algún vivero. Luego es cuestión de regarlas por algunas áreas escarbando el terreno.
    Proveerle una buena base a nuestras plantas es el primer paso de un jardín exitoso. Es mejor preparar el terreno antes de sembrar que luego tener que estar modificando con las plantas en el medio. Sea cual sea tu caso, hay muchas alternativas para mejorar la tierra donde todos vivimos. Dale hoy ese empujoncito que necesitan tus plantas. De vuelta ellas te proveerán oxígeno, frutas, vegetales, hierbas, sombra y belleza, asegurándote siempre una bella y saludable existencia.